Quienes me conocen bien, saben que soy un constructor LEGO poco prolífico, tal vez el que menos construye de toda la familia. Ahora bien, también te dirán de mi que me encanta juntar cosas creadas por otros para conseguir algo realmente grande. Así es como nació esta escena navideña, como un intento de juntar todas las construcciones navideñas que hizo el resto de la familia al que añadí un pequeño reto personal: meter dos puentes en un mismo diorama… Porque el puente central fue el origen, y a partir de ahí el resto fue tomando forma poco a poco durante dos semanas.
Como buena construcción #LEGO, es algo que está vivo. Empecé a darle forma en el puente de la Constitución, que me cogí unos días de vacaciones. Cada mañana, antes de ponerme con el reto de obligaciones familiares, me sentaba a construir un rato en el tallercito LEGO, y de pronto me di cuenta que ya no cabía allí, que tenía que llevarlo a su sitio definitivo por módulos. El salón de casa empezó a ver aparecer cajas y más cajas con pequeñas piezas, y la pereza de ir al taller a coger otras distintas hizo que el reto subiera de dificultad. Dos semanas después, el salón dejó de ser zona de guerra y quedó sólo la escena navideña. A mi me tocó la responsabilidad de integrarla, pero la construcción es de todos los miembros de la familia, mío sólo son los puentes y el terreno.
Hoy, día de Navidad, lo quiero compartir con todos vosotros, acompañado de los mejores deseos de toda la familia de «los Pulis». Seguiremos jugando con él estos días, añadiendo detalles, moviendo aquí y allá los personajes, cambiando las pequeñas escenas que transcurren por sus calles, y viendo el mundo con ojos de niño, que es lo que toca en Navidad.
Mi próximo reto será desmontarlo y, conforme lo vaya haciendo, convertirlo en un diseño 100% modular (lo es sólo al 80%) para poder llevarlo a alguno de nuestros eventos y poder juntarlo con el de Ignacio. El año próximo crecerá más aún, aunque no en espacio porque ya no cabe más encima del aparador 🙂
¡Feliz Navidad!